Espero que
la muerte de enero me traiga brisas de cambio y ligereza
y golpee a
mi puerta un febrero impregnado de furtivas miradas.
Espero que
el abrazo de la lluvia no te sorprenda con desagrado y
la
melancolía de un caprichoso recuerdo ensimismado no te aleje de mí.
Espero una
respuesta y un signo de vida en tus pupilas danzantes,
espero
bastar y no ser demasiado, hablar sin palabras trémulas,
espero
besar correspondido y amar indudablemente,
espero
cambiar el mundo, o al menos, el de alguien.
Espero ser
el aroma taciturno del café que tomas sólo para relajarte,
y la
melodía de esa canción que te eriza la piel y te envidria los ojos.
Espero ser el
mantra con el que apacigües las aguas de tu espíritu
y el
escalofrío que sientes recorrerte cuando se te entibia el corazón.
Espero
vencer el anonimato y el suspenso de la incertidumbre,
espero y ya
me cansé.
S.B.
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